Tienes que visitar los cautivadores Navafría y Prádena en otoño. Dos pequeños pueblos a escasa hora y media de Madrid en los que disfrutar en familia y amigos de la naturaleza en su máximo esplendor y darte un auténtico festín.
Navafría –1 h 32 min (121,3 km) por A-6– es ideal para explorar durante esta estación del año. En otoño, la belleza de su entorno natural se ve realzada por los colores cálidos y vibrantes que adornan el paisaje.
En Prádena –1 h 27 min (119,3 km) por A-1– puedes sumergirte en un bosque diferente a los que ya conocías. El acebal de Prádena es una ruta sencilla de caminar con un paisaje, sobrecogedor cuando el bosque se cierra y se vuelve casi impenetrable.
Otoño de naturaleza y gastronomía en Navafría
Uno de los mayores atractivos de Navafría en otoño es su impresionante bosque de pinos de Valsaín –o silvestre, serrano, albar, del Norte, rojo o bermejo–, que crea una estampa visual única que contrasta a la perfección con el paisaje circundante.
El pinar y el Chorro de Navafría en otoño
El pinar de Navafría es uno de los bosques más profundos y extensos por los que puedes transitar hoy en día en la Sierra de Guadarrama, y en esta época del año es una experiencia mágica, ya que sus hojas cambian a tonos dorados y naranjas, creando un auténtico espectáculo de colores otoñales.
Además de pinos, tejos y acebos se unen a la espesura arbolada, y también puedes encontrarte con hasta siete refugios libres antiguos, dispersados por todo el bosque: El Chorro, El Peñón, La Fragua, Piemediano, Piemediano Bajo, Regajohondo y Navalcollado.
Aunque la protagonista de esta ruta –apta para todos los públicos– es la cascada del Chorro de Navafría, que nace en el pico del Nevero a 2.209 m de altura y mide 20 m aproximadamente.
Visitar El Chorro de Navafría es gratis del 15 de septiembre al 15 de mayo, y el resto del año cuesta 4€ por vehículo. Y por si te sirve saberlo, subir en bicicleta hasta la cascada está prohibido.
Y no olvidemos la fauna, destacando especies protegidas como el águila imperial o el buitre negro y mamíferos bioindicadores de la alta calidad medioambiental de este entorno natural como el lobo ibérico, la nutria o la ardilla roja.
Curso de recogida de setas en Navafría
¿Quieres conocer las setas que salen por el bosque en otoño, aprender a diferenciarlas y saber sus características?
La región cuenta con una gran variedad de especies de setas y hongos, convirtiéndola en un paraíso para los aficionados a la micología, así que si quieres adentrarte en el fascinante mundo de la recogida de setas, Navafría es tu sitio.
Aprenderás las técnicas y medidas de seguridad necesarias para identificar y recolectar setas de forma responsable, las diferentes especies, sus características y los lugares adecuados para encontrarlas.
Estos cursos te brindarán la oportunidad de sumergirte en la naturaleza y experimentar la emoción de encontrar y recolectar tus propias setas, contando con la guía de expertos micólogos para resolver todas tus dudas y asegurar una experiencia enriquecedora.
Cada año se organizan diversos cursos de recogida de setas y si te interesa conocer más sobre el aprovechamiento micológico, ahí tienes El Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Gastronomía tradicional castellana en Navafría
Navafría es perfecto para amantes de la naturaleza y la buena comida castellana. En este pueblo de apenas 30 km cuadrados y ni 300 habitantes, podrás disfrutar de delicias culinarias que enamorarán a tu paladar… y más con las temperaturas del otoño.
La gastronomía de Navafría se caracteriza por platos tradicionales y auténticos, elaborados con productos frescos y de calidad como la sopa castellana, el cochinillo asado o el cordero lechal, sabores de la comida castellana que calentarán tu cuerpo y alegrarán tu alma.
Recomendado visitar en Navafría
Un interesante museo donde conocerás la historia y la tradición de Navafría, además de aprender sobre el proceso de fundición del cobre y qué es un martinete.
En el Museo Etnográfico Martinete de la Fundición de Cobre –que Junta de Castilla y León declaró Bien de Interés Cultural en 1988– podrás admirar las herramientas utilizadas antiguamente y sumergirte en el pasado de este pueblo de la Sierra de Guadarrama.
Ruta natural otoñal y gastronómica por Prádena
Conocido por su espectacular acebal, Prádena cautiva por su belleza natural y también por su exquisita gastronomía. En esta villa cerca de Madrid podrás disfrutar del esplendor de su bosque de acebos y de platos tradicionales castellanos que no te dejarán indiferente.
Disfruta del esplendor del acebal de Prádena
El acebal de Prádena es un bosque de acebos centenarios, con sus característicos frutos rojos y hojas brillantes que se vuelven aún más hermosos en esta época del año. Su ruta es circular, de dificultad fácil y 7,4 km de distancia.
A medida que camines por los senderos, te sumergirás en un ambiente mágico y tranquilo que dispone de balizas con códigos QR que acceden a la audioguía del lugar.
Desde el cartel explicativo hasta el bosque de acebos hay como unos 2,2 km de camino con otros árboles como robles o sabinas, y diversidad de flora y fauna. Aves como el abejaruco y mirlo acuático, y plantas autóctonas como el espino albar y la retama –y al salir del acebal, lo mismo–.
Ya dentro, el silencio que se respira en el acebal de Prádena es sobrecogedor. La luz del sol pasa a duras penas creando un mundo casi onírico en donde es muy difícil salirse de la ruta establecida pues los acebos forman una auténtica muralla vegetal.
Además disfrutarás de vistas panorámicas espectaculares de los alrededores de Prádena desde ciertos puntos de la ruta, divisando paisajes llenos de colores otoñales que se extienden hasta donde te alcanza la vista.
Hasta puede que te encuentres con huellas de jabalíes o corzos que, escarbando, han encontrado alimento en los suelos húmedos del acebal de Prádena.
Recuerda llevar calzado adecuado, agua, y el móvil hasta arriba de batería –o tu cámara de fotos– para capturar los momentos más memorables de tu recorrido por el acebal de Prádena.
Y por favor, tampoco olvides respetar el entorno natural y seguir las indicaciones de los carteles informativos para asegurar la conservación de este magnífico lugar.
8 curiosidades del acebo
- La madera del acebo es tan dura y pesada que es de las pocas que no flota en el agua, siendo una de las preferidas por ebanistas y lutieres.
- Los bosques de acebos siempre están en la parte de umbría de la montaña ya que los suelos son más húmedos, frescos y con cierta protección, y nunca en solana.
- El acebo es una de las pocas especies cuyo fruto madura en otoño y permanece hasta el invierno y puede llegar a vivir hasta un siglo… y mucho más.
- Sus frutos se llaman drupas, son bolitas de color rojo o amarillo intenso de 7 y 10 mm de diámetro, venenosos para el hombre y sólo nacen de ejemplares hembra, los machos no dan frutos.
- Su fruto se ha empleado como remedio para la fiebre, gripe, diarreas, bronquitis, estreñimiento, dolencias reumáticas y hasta gota.
- El acebal de Prádena es un ecosistema donde sólo crecen acebos y no hay otras especies. Los robles y las sabinas crecen en los alrededores pero no comparten un espacio común.
- Las hojas con pinchos sólo se dan en la parte baja, para evitar que los animales se las coman. En la parte alta de su copa, las hojas no tienen pinchos.
- El acebo alimenta y resguarda a numerosas especies en tiempos de escasez, especialmente a las aves, lo que pone de relevancia su gran valor ecológico.
¿Cuándo disfrutar al máximo del acebal de Prádena?
El acebal de Prádena es un ecosistema digno de visitar todo el año, aunque quizá, en otoño e invierno es cuando alcanza su máximo esplendor de belleza.
- En otoño tienes la mayor variedad de colores, debido a las especies de hoja caduca que rodean el acebal.
- En invierno es cuando sus frutos alcanzan su rojo más brillante, sobre todo en diciembre.
La gastronomía castellana de Prádena
Uno de los platos más destacados de la gastronomía de Prádena es el cordero asado. Preparado con maestría, este plato es tierno y jugoso, con un sabor delicioso que te transportará a la esencia de la cocina castellana.
Acompañado de unas patatas doradas al horno y una ensalada fresca, es una opción irresistible para disfrutar de una comida reconfortante en otoño tras una caminata por su acebal.
Otro plato típico que hay que probar es el judión de La Granja, legumbre autóctona de la zona que se caracteriza por ser grande, tierna y cremosa. Cocinado a fuego lento con chorizo, morcilla y otros ingredientes, el judión de Prádena es un plato reconfortante que te hará saborear la tradición culinaria de la región.
Y si eres amante de los embutidos, te recomendamos probar el chorizo de Prádena. Elaborado de forma artesanal, tiene un sabor intenso y ahumado que lo hace verdaderamente especial. Puedes disfrutarlo en tapas acompañado de un buen vino de la región.
Y para poner el broche de oro a tu experiencia gastronómica en Prádena, no olvides probar sus postres tradicionales, destacando el arrope, una deliciosa mermelada espesa de uva que se sirve con queso fresco o requesón.
También puedes degustar las perrunillas, unas galletas que se deshacen en la boca y que son perfectas para acompañar tu café o té para rematar un día que tras la ruta y la pitanza, pide siesta a gritos.
Una reconfortante siesta tras tu escapada otoñal cerca de Madrid con gente que quieres, y hacer noche para seguir disfrutando de la naturaleza al día siguiente por la provincia de Segovia, donde siempre hay lugares encantadores que visitar.
Dónde relajarte y pasar la noche cerca de Navafría y Prádena
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